Una de las grandes características de Barcelona es que con tan solo un viaje de 30 minutos en tren puedes estar en una playa súper relajada y silenciosa. Nos encontramos en el jardín de la escuela y caminamos hasta plaza Catalunya. Desde allí, tomamos el tren hacia Montgat, un pequeño pueblo en el Norte.
Caminamos por la costa, disfrutamos del sol, comimos un sándwich y conversamos con una pareja local muy amigable. Antes de tomar el tren de vuelta a la ciudad, bebimos una cerveza fría en el bulevar en Badalona.